Mi cuerpo se consume a sí mismo,
mientras la vida crece en él,
mientras las horas pasan danzando y contando historias de mundos diferentes al mío,
en lenguas e idiomas,
colores y formas, tan distintas a mi.

Se consume,
mientras escucho el canto de la mañana
y veo la redondez de la luna colarse en mi ventana, somnolienta.
Mientras los fluidos amargos, brotan de mi boca, reemplazando las cosas que jamás dije,
mientras escucho atontada consejos antipáticos, que me recuerdan la inestabilidad de mis entrañas.

Y mientras el mundo pasa, frente a mis ojos y todo sigue igual,
observo que no solo mi cuerpo se consume a sí mismo,
sino el de él, el de ella, el tuyo; y distraídos en nuestros afanes, ignoramos conscientemente, que nos consumimos a nosotros mismos, irremediablemente...

Mi cuerpo se consume a sí mismo, mientras la vida crece en él...

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