20/04/2015

Mi dolor está ahí, 
aletargado
en una cajita de canela
dulce, 
fragante.

Ya no me devora,
ni carcome mi corazón,
sólo está ahí
sellado 
pero presente
porque la memoria recuerda
y la carne duele
pero…
no me mata,
ni funde mis huesos
en un mar de ¿por qués?.
simplemente está ahí,
silente,
escondido,
apocado,
por el sol glorioso 
de Tu amor,
Tu perdón,
Tu salvación.

Del dolor quitaste la corona
y con ternura y paciencia,
Majestad y sencillez
Te entronaste en mi interior,
brindándome consuelo,
juntando mis partes dispersas
en Tu abrazo mi bien, 
mi Señor.

Hiciste las paces con Dios y con los hombres y el Amado quitó la cruel mochila de cardos y espinos que llevaste toda tu vida, te cosió unas alas gloriosas de águila y volaste a los brazos de Dios. Sólo te adelantaste, sólo estás dormida, porque la muerte no es tu final, sino el comienzo de una eternidad gloriosa en el regazo de tu verdadero
Padre y Señor. Y es en ese eterno presente donde hemos de encontrarnos el día que Él también me llame a Su lado y al tuyo. Disfruta y goza de lo que no pudiste aquí, de esa paz, de ese amor de Padre y Madre del Redentor. Nos volveremos a ver, porque “Considero que los sufrimientos del tiempo presente no son nada si los comparamos con la gloria que habremos de ver después. (Rom 8:18)“ gloria que ahora disfrutas mamá.
Sólo me quedan los buenos recuerdos y la ausencia de unas manos ásperas que frotaban mi espalda cuando estaba mal, pero que eran para mí más suaves que los pétalos de la flor más delicada. Te amo y siempre lo haré, viejita… no, viejita ya no, porque sé que ahora eres diferente, estás más bella y radiante envuelta en toda esa luz, pero igual cuando llegue al lado del Padre te reconoceré y me regocijaré contigo, mi preciosa, MI MAMÁ.
"Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria.
¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? 
ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. 
Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo. 1 cor 15: 53-57"

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