Dónde...

¿Dónde están los brazos que me cobijaban, cuando desnuda y vulnerable vine a este mundo? ¿Dónde la voz que arrullaban mis sueños? ¿Dónde, del perfume de los platos predilectos? ¿Habitaban en mis sueños? ¿En una realidad donde la bipolaridad de un alma destrozada, pasaba de la  más sublime y angelical caricia, a  las tortura  por  una ignorante travesura?

¿Cuándo el cálido beso al despertar el sol, fue sustituido por la bofetada de un capricho no concedido?

¿Dónde se hallan los labios que  besaban y derramaban miel a montones,  ora “veneno de áspides” y cuna de sierpes?

¿Cuándo el regazo consolador se convirtió en lecho de torturas?

¿Por qué  el error de una vida descarriada, porque fue lo único que su alma conoció, fue comprado con dinero y sangre del corazón?

Fui muerta a sus ojos aunque mi epitafio aún no ha sido escrito, y ni flores ni hierbas crecen cobre mi tumba, pero es verdad… algo en mí murió, el día que la luz vino a mi destrozado corazón.

Y susurraron a mis oídos el verso conocido:

“Algún día alguien te va a abrazar tan fuerte, que juntará en una sola pieza todas tus partes rotas”

Y ese abrazo no fortuito, ni dado por los dioses del azahar, tocó mi vida juntando en una sola pieza, todas las que fueron desperdigadas en mis cortos años de  ausencia, (ante ÉL).
Pero recuerdo en mis momentos negros, cuando dejo el dolor invadir mi corazón; los abrazos, el perfume, la suavidad de unas manos ásperas frotando ungüento en mi pecho, cantando cuando la alegría resonaba en tu voz… hablando también de muerte al caer la tarde en el jardín de flores y frutas…

Nadie nunca sabrá, nadie nunca entenderá, la superación es parte de dejar ir lo que no vale, pero es difícil cuando los rezagos de una vida amargada y a una  defensiva permanente, aún como partículas de polvo están en tu interior… let go, suelta, déjalo ir… atrapada en esta pared de piel y huesos, ausente de ti.


A pesar de todo… te extraño.
20/03/2015

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